domingo 19 de mayo de 2024 - Edición Nº1992

Actualidad | 5 sep 2022

Opinión

"Intentaron asesinar a la Vicepresidenta"

La reflexión de la senadora María Reigada tras el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner.


En primer lugar quiero celebrar la reacción de nuestro pueblo frente al atentado a la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner, y destacar el gran acto de ciudadanía en defensa de la democracia expresado el viernes. 

No hubo especulación en la mayoría de las y los argentinos, las expresiones de afecto, de justicia y de defensa de nuestra democracia se hicieron escuchar en todo el territorio nacional. Mismas expresiones  salieron del resto de los países de todo el mundo. 

Hasta la mayoría de los medios de comunicación debieron ponerse a tono, aún aquellos que en una primera instancia trataron de tergiversar lo que realmente había sucedido: un intento de magnicidio en nuestra joven democracia.

La memoria comenzó  a hacer distintas asociaciones con el hecho, hay quienes recordamos el asesinato de Kennedy. En aquel momento ¿También fue un loco aislado? Creo que acá entendemos que no.  ¿A qué le llamamos loco aislado? Lee Harvey Oswal dicen que actuó solo. Jamás se pudo saber completamente ni los móviles políticos, ni si existieron conexiones con algún grupo organizado para asesinar al Presidente de Estados Unidos, pero nadie en el mundo dudó de la magnitud política del magnicidio, a pesar de la falta de concreción de las investigaciones de la CIA y el FBI. Por suerte el jueves pasado, en nuestro país, el final del magnicidio fue otro.

El pueblo argentino no quedó paralizado ante el atentado contra nuestra vicepresidenta y reaccionó como sabe: movilizado y organizado, construyendo memoria y gritando nuevamente ¡Nunca Más! Un Nunca Más que surgió desde las entrañas de nuestro pueblo colmando las calles, desde las organizaciones, y desde la concurrencia inorgánica pero inmensamente comprometida. Hubo quienes marcharon por primera vez en su vida, y se sintió la quietud y el silencio en los barrios, de un día no laborable porque la realidad lo ameritaba. Poner pausa, no dejar pasar como si nada hubiese ocurrido, fue la gran expresión en defensa de lo irrenunciable: nuestra democracia, nuestra necesaria paz social.

Solemos llamarla Cristina, con familiaridad, con amor, pero Cristina Fernández de Kirchner es la Vicepresidenta de nuestro país, es la dos veces presidenta de la Nación. Marcó una etapa histórica en nuestro país y en la región latinoamericana. No existe la teoría deloco suelto” ante semejante intento de magnicidio.

La investigación no tiene errores humanos, descuidar el instrumento de investigación de mayor valor en la causa abierta muestra a las claras el distanciamiento de quienes tienen la responsabilidad de la investigación con el reclamo expresado el viernes en las calles de todo el país. No se puede tolerar la perdida de pruebas tan importantes en esta y en ninguna causa. 

Tampoco podemos permitirnos que quienes se escudan en la “libertad de expresión” la resquebrajen con sus expresiones de insulto a quienes ejercen roles de conducción del estado democrático. Quienes tenemos responsabilidades institucionales las asumimos por respeto y apego a la Constitución. Y así debe ser para el poder ejecutivo, el legislativo y también, y lo recalco, debe estar apegado a la Constitución el Poder Judicial. 

Quienes estamos aquí, en el recinto legislativo no pertenecemos a ninguna casta: Somos las y los representantes del pueblo, y estamos acá por el voto popular. 

Cristina no pertenece a ninguna casta. La vicepresidenta es quien recogió las luchas populares expresadas en huelgas, en expresiones callejeras organizadas y restableció la jubilación de reparto, la Asignación Universal por Hijo, la garantía al derecho de la ultra actividad en las paritarias libres, la universalidad de las pensiones, los derechos a la elección de identidad sexual y al matrimonio igualitario, volvió a darle entidad estatal a nuestra línea de bandera, restableció los ferrocarriles donde ya no estaban, creó  5 millones de nuevos empleos, y trabajó para el reconocimiento de los trabajadores y trabajadoras informales. Néstor y Cristina intentaron desarticular las castas que siempre explotaron con violencia a los sectores humildes, a los desposeídos, igual a lo que hicieron Perón y Evita.  Solamente por eso hoy persiguen a Cristina.

Son casta quienes todavía no entienden que los impuestos son el aporte responsable de una sociedad para poder garantizar lo que le exigimos al Estado, son casta quienes se sienten superiores manejando los medios de comunicación de manera discrecional tergiversando la realidad tratando de manipular la opinión pública, son casta quienes fugan divisas, quienes tienen tanta riquezas que pueden realizar “golpes de mercado”,  quienes se sienten con poder para amenazar de muerte a quienes lucharon por restablecer la democracia y para que se pudiese juzgar a los responsables del terrorismo de estado, son casta quienes tienen tanto poder que juegan al futbol  con los magistrados que quieren que los protejan, o les prestan sus grandes propiedades para poder hacerlo y compartir con ellos el tercer tiempo, son casta quienes se sienten con tanto poder que se siente “limitados en sus funciones” por no poder establecer en nuestra provincia la “Gestapo” contra los sindicalistas. Son castas quienes ordenaron y organizaron diferentes golpes de estado, que bombardearon a civiles, que desaparecieron militantes y robaron las y los bebes. Esas son las verdaderas castas.

La violencia no es el camino para dirimir las diferencias políticas. El debate, la discusión son siempre vitales para nuestra democracia. Tenemos que desarticular los discursos de odio. El año que viene se cumplen 40 años desde el retorno a la democracia y cuando la misma estuvo en riesgo, todos y todas salimos a defenderla. Así fue como en la Semana Santa de 1987 los principales partidos del país suscribieron el "Acta de Compromiso Democrático" para contrarrestar la actitud de los “cara pintada”. Y luego, cuando Alfonsín habló desde el balcón, lo hizo acompañado de dirigentes como Antonio Cafiero.

El viernes salió a la calle el pueblo argentino, salió a la calle quienes quieren vivir en democracia y en paz social. Y los peronistas sabemos que la PAZ SOCIAL se garantiza con justicia social, que  incluye también el justo reclamo, el derecho a la organización sindical, a la organización política, la democracia no es solamente votar cada dos años, y el viernes el pueblo se expresó. Tenemos que escucharlo.

María Reigada
Senadora del Frente de Todos

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