domingo 16 de junio de 2024 - Edición Nº2020

Actualidad | 1 jul 2023

PELEAS EN TODOS LOS FRENTES

Aparecieron los resultados de las peleas internas: ¿quién lidera las encuestas?

¿Alguien pierde y alguien gana con los ataques entre precandidatos del mismo espacio? El ringside de la política está que arde. En LLA, Milei sufre cada día una nueva deserción. En JxC Bullrich y Larreta no se dan tregua. En UP, el armado de listas dejó heridos confesos.


Por: Ricardo Carossino

Juntos por el Cambio hasta seis meses medía sus chances con el termómetro a full. La ardiente ansiedad de ver cómo el gobierno nacional hacía agua frente a la falta de divisas y la inflación, hizo que se subieran a un triunfo. Está para cualquiera, pensaron los amarillos, y esa certeza los traicionó.

Macri designó a Patricia Bullrich y le soltó la mano a Rodríguez Larreta que se sintió poderoso, capaz de llegar al sillón de Rivadavia sin su viejo socio. Mató al padre antes de parir un triunfo. Mientras la piba, envalentonada por la misma carencia de liderazgo en el peronismo, aceleró de tal manera, que parece carecer de frenos para su enloquecida verba.

Los votantes amarillos asisten ahora asombrados a su propia grieta con un Larreta liberado para decir que “Macri fue un fracaso” y una Bullrich inconsciente del costo político tratando a su socio de “ventajero y oportunista”. En esa pelea, quien podría perder es el pelado, que no logra mantener un relato que le reditúe votos. El pasado martes dijo que había que terminar para siempre con el kirchnerismo y 24 horas después, que el modelo macrista de liquidar al kirchnerismo era un fracaso.

Bullrich no cambia, y eso podría terminar por beneficiarla. Su seguridad retórica podría llevarla a la victoria porque los candidatos dubitativos espantan al electorado, como le pasó a Alberto Fernández con Vicentin. En ese caso, quien pone fichas a la piba es Unión por la Patria, porque consideran que Sergio Massa puede captar votos moderados de un Larreta perdedor.

La realidad indica que para algunos postulantes las mediciones podrían estar mostrando su techo, mientras que para los más recientes, tal vez, estarían en sus pisos. La muestra más reciente de CB Consultora y Proyecciones, muestra a Sergio Massa con una intención de voto del 30,3%, seguido de Patricia Bullrich con un 20,6%.

Atrás de ellos dos quedan Javier Milei con un 18,8% (que no despega de ahí), y Horacio Rodríguez Larreta con un 14,1%. Muy atrás quedan Juan Grabois, Juan Schiaretti y Guillermo Moreno que no superan el 3%. Pero la pregunta que se impone en este análisis es: ¿quién pierde más con las peleas internas?

Del otro lado del Pro, parece increíble, pero el ministro de Economía, con carencia de reservas, con un acuerdo sin cerrar con el FMI y con una inflación anual de más del 100 por ciento, lidera las encuestas de opinión sobre intención de voto. Pero creyendo que ahora tienen chances concretas de llegar al ballotage, en el peronismo se liberan del encorsetamiento de la corrección y aparecen las tensiones a flor de piel peronista.

Los cruces entre la ministra Victoria Tolosa Paz, Santiago Cafiero y Daniel Scioli muestran el tenor de las zancadillas que existen en el oficialismo. Vuelve a aparecer el termino “traición” en un movimiento donde la lealtad es el valor supremo.

Scioli en lugar de enojarse fue ver a la vicepresidenta Cristina Fernández y visitó el Ministerio de Economía. Cafiero por su parte, eligió el prudente silencio, pero Tolosa Paz quedó en offside: “El albertismo tendrá que dar explicaciones a Scioli”, expresó el senador Oscar Parrilli, mano derecha de la Vicepresidenta, y se refirió al Presidente como un “irresponsable”.

Massa capitalizó la pelea por el lado componedor, apostando al embajador en Brasil, sin duda eslabón importante en su carrera a la presidencia por la relación del Pichichi con el gran líder regional y defensor de la deuda argentina frente el FMI, Lula da Silva. De esta manera, el tigrense, apagó un incendio grave, para no levantar humo que opaque a Malena Galmarini en lucha por la intendencia de Tigre contra el intendente Julio Zamora.

Por último, quizás la pelea que más costo político está teniendo es la de LLA. Javier Milei ha levantado una fama perecedera gracias a términos como “la casta” y una supuesta “superioridad moral y estética (SIC)”, pero como un castillo de naipes esa puesta en escena empieza a caerse.

Con la fantasía de la dolarización que muchos jóvenes inexpertos en historia económica, ven como una panacea, mantiene aun lo que parece ser su techo electoral porque no crece. A Milei ya le renunciaron su operador Carlos Kikuchi y Sebastián Pareja que no están más en la Junta Electoral y su candidato a gobernador bonaerense, el ex comisario Guillermo Britos se negó a participar.

Además, dos candidatos a legisladores por Entre Ríos ya presentaron sus respectivas renuncias a las listas, algo que podría hacer caer la candidatura a gobernador de Sebastián Etchevehere y  le impugnaron listas en La Pampa y Misiones por falta de papeles.

Incluso, desde el foro del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), luego de su discurso del jueves pasado, los empresarios no se identificaron con sus propuestas y tras la exposición, los oyentes calificaron las medidas de “inviables”, mientras que otros las definieron como “exageraciones”.

El solo hecho de tener que apelar a una candidata tan poco competitiva como Carolina Píparo en la Provincia de Buenos Aires y sostener a candidatos tan decadentes como Lucas Luna, que descalificó a un par en sillas de ruedas y el postulante en CABA, Ramiro Marra, que pidió pornografía para la educación sexual en las escuelas, pone a Milei en un callejón sin salida con poco tiempo para dar marcha atrás. Si es que le interesa.

 

 

 

 

 

 

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