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Actualidad | 28 nov 2021

ANALISIS POST ELECTORAL

“MI Provincia”, un viejo sueño que vuelve al calor del “albertismo” que nació el 17N

El Jefe de Gabinete bonaerense buscará nuevamente la Provincia como en 2015. Su rol de ahora en más será definitorio para la construir un territorio que pueda ganarle a Juntos en 2023. A la luz del “albertismo” que nació con el Evita y la CGT, el líder de Lomas de Zamora apuesta a que Axel sea la espada nacional de La Cámpora para las próximas PASO y le allane el camino.


Por: Ricardo Carossino

Tanto el Presidente de la Nación, Alberto Fernández como la vicepresidenta Cristina Fernández dieron el ok para las PASO en 2023, aunque queda por debatir internamente el rumbo económico del gobierno nacional, pero para quienes no tienen la responsabilidad de los lineamientos macro, la construcción de poder es esencial.

En materia de gestión, ya los intendentes de la Provincia de Buenos Aires le hicieron saber al gobernador la necesidad de tener obras y en materia de territorialidad, ya le demandaron rever la ley de reelecciones para tratar de “pegar” un mandato más.

Las tensiones dentro del Frente de Todos, obviamente tienen su correlato en el resultado de la elección bonaerense que quedó con el 39,82% (3.473.180 votos) para la lista de Diego Santilli y con un 38,52% (3.359.220 votos) para la lista encabezada por Victoria Tolosa Paz.

La remontada en el tramo final de la pista sirvió para dos cosas. Una, para demostrar el poder territorial de los intendentes y para advertir que el adversario de la derecha tiene mucha fuerza con Clarín y las huestes antiperonistas. Pero claramente, hoy a ninguna de las dos fuerzas les alcanza para romper una polarización tan marcada.

Hay quienes ya hablan de “tensiones” dentro del Frente de Todos, sobre todo luego de la nueva carta de Cristina Fernández marcando la cancha sobre la postura del kirchnerismo de cara al FMI. Esa tensión se podría resumir de la siguiente manera: Alberto Fernández (por estas horas buscando dólares) empezó a construir el “albertismo”, que no pudo ver la luz hasta el momento por el Covid-19.

Ahora, ya “vacunado” y de cara al 2023, AF empieza a darle forma a su fuente de poder primario para sostener una estructura que lo inmunice ante el riesgo de convertirse en convierta en un “pato rengo”, dentro y fuera del FDT.

Este frente interno que convocó el Presidente a horas de las elecciones del pasado 14 de noviembre tiene fundamentalmente tres patas: un movimiento social (el Evita), un grupo de intendentes y ex jefes comunales (Leo Nardini, Juanchi Zabaleta, Gabriel Katopodis, Fernando Gray, Gustavo Menéndez, Alberto Descalzo, Mario Ishi, Fernando Moreira, Alejandro Granados, Julio Pereyra) y por supuesto la columna vertebral del peronismo, nada menos que la CGT.

Quedan dirigentes sueltos aún que tienen juego propio: por un lado, el gobernador Axel Kicillof, el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde y su par de Nación, Juan Manzur. Para cada uno de los tres, resta un análisis particular.

Manzur será la espada de Alberto para internar armar un frente propio de gobernadores (Catamarca, Chaco, Formosa, La Pampa, Santa Fe, San Luis, Salta, La Rioja, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán, Tierra del Fuego).

Esto busca ser un muro nacional que impida el paso desorbitado de tantas provincias con lógicas locales que las inclinan al mejor postor (Chubut, Neuquén, Río Negro) más las de raigambre amarilla radical (Córdoba, Jujuy, Mendoza, Corrientes, CABA y Entre Ríos). En todos estos territorios ahora se impone, además, la construcción de candidatos fuertes, pero sin medidas económicas más complacientes con la clase media, se torna complicado.

 

Precisamente, este será el trabajo de Insaurralde en la Provincia de Buenos Aires: consolidar la lealtad de los intendentes del conurbano y de los peronistas del interior y darle recursos a los candidatos que necesitan salir a pelear votos en territorios hostiles donde podría haber chances de ganar, como Lanús, Tres de Febrero, La Plata, por ejemplo, sobre todo si la ley de relecciones no se modifica, pero…

Claramente los intendentes de Juntos dirán para afuera que están en contra de otro mandato por el supuesto respeto a la institucionalidad, algo que harán María Eugenia Vidal y Sergio Massa, pero será apenas una tibia declaración de repudio, como suele ensayar la ONU ante la violación a los DD.HH de los Estados Unidos y nada más.

Fuera, del bonito discurso para la hinchada amarilla, los intendentes macristas y lo radicales del interior, aceptarán obedientemente la nueva interpretación de la ley y aprovecharán la volteada para reelegir otro mandato. Precisamente, BonaerenSer, dialogó la semana pasada con el intendente de Saladillo, el radical, José Luís Salomón, quien declaró que la mayoría de los intendentes radicales “está en desacuerdo” con esa posibilidad.

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Yendo al terreno más profundo del FDT, Insaurralde ahora toma la batuta de un diálogo fundamental: para el interior, los recursos, tema conversado con Manzur y para el conurbano, la Seguridad, tema dialogado con el ministro Aníbal Fernández.

Quien avisó además de la necesidad de un diálogo más aceitado con el interior de la provincia fue el diputado provincial de Saladillo, Walter Abarca, que en el aire de BoanerenSer radio no dudó en advertir que el gobierno provincial necesita “la visión de los dirigentes del interior”.

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De esta manera el mandamás de Lomas de Zamora vuelve a su viejo sueño del 2015 (“MI Provincia”) para reposicionarse como candidato a la gobernación bonaerense, apelando a la necesidad de “La Cámpora” y el Cristinismo de tener un candidato a Presidente en la figura de Kicillof.

Las tensiones entre el flamante albertismo y el cristinismo quedaron expuestas en el acto del Día de la Militancia, donde la columna principal de Máximo Kirchner quedó lejos del ámbito cercano al escenario, copado por el Evita y Camioneros.

De cualquier manera, más allá de las necesidades políticas de nuevos actores para 2023 (incluido Sergio Massa), todos siguen teniendo en claro que sin CFK es imposible por ahora ganarle al frente opositor que también empieza a jugar sus fichas propias en el ajedrez 2023 con el mismo problema del peronismo: sin Mauricio Macri quizás no puedan. En ambos frentes los núcleos duros inclinan la balanza. La grieta sigue siendo negocia para varios.

Según una fuente del gobierno bonaerense consultada por BonaerenSer, para Insaurralde queda por ver qué libertad de decisión tiene para entregar recursos a intendentes y precandidatos que traccionen para su posible precandidatura provincial. Por ahora no tiene un cheque en blanco y según avance o retroceda la economía del país, deberá presentar las boletas de gastos de representación al gobernador o no. Para esto le prende velas a Martín Guzmán.

 

 

 

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